sábado, 12 de diciembre de 2015

El ave azul

Érase tiempo atrás un Rey que enviudó, y al que la tristeza le invadió. Cenizo y agrió se tornó el Rey hasta que, pasada una temporada, conoció a una mujer de la que se enamoró. El monarca, totalmente embriagado de amor, comenzaba a superar la tragedia por la pérdida de su esposa, mientras una nueva Reina se alzaba ante el pueblo. Rey y Reina tenían, por separado, una hija cada uno. Florine, hija del Rey, era preciosa y de noble corazón; todo lo opuesto a Truitonne, descendiente de la nueva reina, maleducada, egoísta y poco agraciada. Su carácter suspicaz, contagiado a la Reina, pronto provocó celos hacia Florine y su belleza.
Y se arreciaban tiempos más complejos, pues el Rey sentía que sus hijas, natural y adoptiva, debían ser casadas. Se concertó la visita del Príncipe Encantador, y la recelosa Reina unió fuerzas con su hija para que éste se fijara en ella y solo en ella. Tamaña treta requirió de sobornos a las damas de honor, quienes le robaron a Florine sus joyas y vestidos y se los dieron a Truitonne. De nada sirvió, puesto que la belleza ni mucho menos es apariencia, y el príncipe se enamoró de Florine. Rabiosas, la Reina y Truittone presionaron tanto al Rey, que éste ninguneó a Florine el resto de la visita.
Pero, pese a todo, el Príncipe Azul seguía encandilado de Florine. Tanto era así, que rechazó los regalos que la Reina le envió, uno tras otro. Ella, montada en cólera, le advirtió que Florine estaba encerrada en una torre, de la cual no saldría hasta que él no partiese. La indignación del Príncipe fue en aumento, y solicitó de nuevo hablar con Florine. La situación, aparentemente inofensiva, dio pie a una nueva artimaña de la Reina, quien estableció un lugar de encuentro tan tan oscuro, que Truitonne hizo de impostora. El Príncipe, confuso y habiendo caído por completo en la trampa, le pide por error la mano a Truitonne.el-pajaro-azul
Nada detiene ya a Truitonne una vez el Príncipe ha hecho una promesa, y conspira con su hada madrina para engañarlo y casarse con él. Así pues, en la ceremonia de boda, Truitonne trae el anillo y expone el caso a todo el mundo. El Príncipe, burlado por Truitonne, se niega a contraer matrimonio con ella. Nada en el fondo puede hacer ésta para persuadirlo, pero su hada madrina, Mazilla, lo amenaza con una maldición si rechaza el casamiento. El Príncipe, terco, es transformado en un pájaro azul por osar contrariar al hada rompiendo su falsa promesa.
Enterada la Reina de las vicisitudes acontecidas, señaló como culpable a Florine. Con esta excusa tan perfecta, Truittone pudo vestirse de novia, y enseñó el vestido a Florine al tiempo que le hacía saber que el Príncipe Azul había accedido a casarse con ella. La argucia se completó engañando al Rey, haciéndole creer que su Florine estaba obsesionada con el Príncipe, y que mejor debía permanecer en la torre mientras tanto.
El encierro de Florine, por tanto, quedó injustamente prolongado. Pero Florine no estaba sola… pues un tierno pájaro azul la visitó una noche y le contó todo lo que había sucedido a sus espaldas. Desde aquel encuentro nocturno, el pájaro azul acudió muy a menudo, y en cada una de sus visitas llevó a Florine obsequios y joyas.
La maldad de la reina, por otro lado, no se detuvo, y  ésta no cesó en su empeño de buscar un pretendiente a la altura de su Truitonne. Rechazada una vez tras otra Truitonne, la Reina hubo de recurrir a Florine y, al subir a la torre, sorprendió a ésta cantando con el pájaro azul. Nada habría sucedido de no ser porque la Reina descubrió las joyas, y supo que Florine había sido ayudada por alguien… Sin más demora, se vertieron acusaciones de traición sobre Florine, conspiración que el pájaro azul se encargó de frustrar.

autor: felix

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